
LA CALIDAD DEL CIELO
La calidad astronómica de los cielos de La Palma se define por la limpieza y transparencia de sus cielos, así como por el alto número de horas de observación útil. Además, su atmósfera se caracteriza por carecer de turbulencias y ser muy laminar, características éstas estrechamente relacionadas con su climatología y sus rasgos geográficos: se encuentra cerca del Ecuador, pero alejada de las tormentas tropicales, y el Observatorio del Roque de los Muchachos se encuentra por encima de los 2.400 metros sobre el nivel del mar, rebasando el llamado mar de nubes que, a su vez, es una barrera natural a la contaminación atmosférica. Los vientos alisios predominantes, que motivan la formación del mar de nubes, unidos a la existencia de corrientes marinas frías, determinan su clima y la división troposférica en dos zonas bien distintas, sin turbulencias y estable.
La Ley del Cielo
La ley del Cielo aprobada en 1988 protege a La Palma de la contaminación lumínica, atmosférica y radioeléctrica y de aquélla que puedan provocar las rutas aéreas. Para velar por el adecuado cumplimiento de estas normas el IAC dispone de la Oficina Técnica para la Protección de la Calidad del Cielo – OTPC.
“La contaminación lumínica es un término genérico que indica la suma de todos los efectos adversos de la luz artificial.
Uno de los aspectos más perjudiciales para la astronomía es el brillo o resplandor de luz en el cielo nocturno producido por la reflexión y difusión de luz artificial en los gases y partículas de aire por el uso de luminarias inadecuadas que envían luz directa hacia el cielo o fuera de la zona a iluminar y/o por los excesos de iluminación.
Cualquier instalación de alumbrado que se encuentre en el ámbito de aplicación de la Ley del Cielo, tiene que cumplir unas normas básicas.
Los beneficios más inmediatos son: Ahorro de energía, seguridad vial, mejora del medioambiente y disfrute del cielo estrellado”. (www.iac.es).
